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Literarias

Entrevista de Daniel Olivera, Revista Noticias, noviembre 1994

- ¿Cómo está el alma?

- Muy bien. Estoy escribiendo cuentos breves, que tienen el inconveniente que uno los termina pronto, entonces hay que ver si viene otro.

- ¿Le duele ser el último Bioy de la estirpe?

- Creo que no. Más bien que me gustaría que hubiera algún otro que continuara el apellido en la Argentina. Es un apellido bastante raro, parece japonés, ¿no?

- ¿Le hubiera gustado tener un hijo varón?

- ¡Qué sé yo!... Si me hubiera llevado bien con él, me hubiera gustado. Con mi hija Marta me llevaba blen, compartíamos muchas cosas.

- En realidad usted siempre se llevó mejor con las mujeres que con los hombres.

- Será porqué me gustan bastante y ellas se sentirán halagadas por eso. Tampoco soy el campeón mundial de los mujeriegos. He tenido las necesarias, lo que es mucho.

- Si Silvina estuviera viva, seguramente no pensaría lo mismo...

- Ella siempre me decía: "Vos siempre volvés a mis brazos porque me amás". Y era verdad. Pero no se ama de una sola manera, a pesar de que las mujeres dicen que sí.

- ¿Hoy existe el amor para usted?

- No, existe la amistad. Sería un amor peligroso, el de un viejo enamorado. Puede suceder, pero generalmente el viejo enamorado es un viejo burlado, y eso ya no es un amor perfecto.

- ¿Esto quiere decir que renunció al sexo?

- Estoy haciendo otras cosas, estoy escribiendo. Quiero mucho a algunas mujeres, pero me cuido mucho de enamorarme.

- ¿Cómo viviría, si fuera joven, el amor en los tiempos del Sida?

- Tal vez porque como no corro ese riesgo, no siento miedo. Si este mal hubiera aparecido en mi época, la vida hubiera sido bastante distinta para mí. Tuve mucha suerte; es como si hubieran dicho: "Para éste no le vamos a dar ninguna molestia, no hay enfermedades venéreas incurables, no hay Sida, no hay límites".

- A casi un año de la muerte de Silvina, ¿cómo la siente hoy?

- La extraño muchísimo. Me siento culpable de no haber estado más tiempo con ella, quizá porque ahora no puedo estar nada. Si por un milagro ella apareciera, modificaría mi conducta, estaría más atento a ella. Creo que siempre se mereció más.

- Ahora que no está Borges para compartir la pasión por la literatura, ni Silvina, ni su hija Marta, ¿cuál es su mejor momento del día?

- Es muy difícil contestar eso. Quizás al despertar, porque uno comprueba que va a vivir un día más.

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- ¿Qué le hubiera gustado hacer en la vida y no pudo?

- Bueno, no corrí los cien metros llanos en ocho segundos como hubiera querido.

- Qué raro, usted siempre se jactó de ser un buen deportista.

- Fui un buen centroforward, en el fútbol; un buen tres cuartos, en el rugby; y un buen singlista en el tenis.

- Eso marca toda una tendencia a la individualidad.

- No se crea, en el amor siempre me gustaron los mixtos.

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Entrevista de Tomás Barna de abril de 1997

T.B.- Entre la infinitud de temas que ha abordado en sus obras —Bioy Casares— refulgen la MUERTE y el TIEMPO. Y estoy pensando, especialmente, en tres creaciones suyas que fueron llevadas al cine: "EL PERJURIO DE LA NIEVE" —con el título de "EL CRIMEN DE ORIBE"-

Bioy Casares.- Mucho mejor título.

T.B.- El suyo es más poético.

Bioy Casares.- No. El mío es más pretencioso.

T.B.- La palabra nieve y perjurio dan un sentido poético muy grande. Por lo menos así lo siento.

Bioy Casares.- Bueno, estoy muy agradecido.

T.B.- Esa fue la primera película que dirigió Torre Nilsson, y lo hizo en colaboración con su padre, Torre Ríos. Me pareció una versión acertada. En ella actuaban Carlos Thomson, Roberto Escalada, María Concepción César y el actor Raúl de Lange. Recuerdo ese filme y "LA INVENCIÓN DE MOREL" —una sugestiva adaptación de un realizador italiano—.

Bioy Casares.- A mí me pareció visualmente riquísima pero un poco tediosa. Un señor Lamelas va a hacer una nueva versión con Karen Black, en Portugal. Los productores son belgas. Yo me voy el 12 de mayo (1997) para tener una conversación con David Lamelas, en Rotterdam.

T.B.- Así que reaparecerá Karen Black, una actriz que me gusta mucho y estaba un tanto olvidada.

Bioy Casares.- A mí también me gusta mucho. Además ella ha hecho otro trabajo en esta película. Tradujo la novela al inglés para el guión. Y tiene un buen final. Porque la versión anterior tiene un final catastrófico, sin acción. Y no puede existir un final cinematográfico así, sino que tiene que ser con vida. Los personajes se convierten en seres vivos.

T.B.-La tercera película a la que me refería era "EL SUEÑO DE LOS HEROES" —hablando de los temas de la MUERTE y el TIEMPO—. Esta novela suya inspiró a Sergio Renán para dirigir su película con el mismo título. entonces me gustaría que se explayara un poco más sobre el significado que tiene para usted la muerte.

Bioy Casares.- La muerte... realmente no me gusta nada. Como le dije estaría dispuesto a postergar la mía a costa de cualquier peripecia que tenga que pasar en esta vida. Ahora, como efecto literario o en una película, puede ser eficaz.

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T.B.- Al referirse a su novela "LA INVENCIÓN DE MOREL"... Octavio Paz dijo que "el tema no era cósmico sino metafísico" ¿qué opina usted de esto?.

Bioy Casares.- A Octavio lo conozco de toda la vida, y no sé muy bien que ha querido decir con esto.

T.B.- La SOLEDAD y el DESENCUENTRO entre los seres humanos son dos constantes de sus novelas y de sus cuentos. ¿Por qué tenemos que vivir abrumados por esos dos factores de desdicha?

Bioy Casares.- Yo, entre mis libros, prefiero "DORMIR AL SOL", porque de algún modo siento que eso me representa de un modo más auténtico, porque "LA INVENCIÓN DE MOREL" y "EL SUEÑO DE LOS HEROES" son bastante trágicos, y yo si bien tengo una mente pesimista... tengo un temperamento más bien optimista y despreocupado. Esos libros, me parece, que corresponden más a la obra mía.

T.B.- ¿Qué le impulsó a escribir esa novela cruel, en la que narra hechos muy factibles, titulada "DIARIO DE LA GUERRA DEL CERDO" (que también fue adaptada al cine)?

Bioy Casares.- Lo que le puedo decir es que un día se me ocurrió escribir una novela que se pareciera un poco a las películas cómicas que se veían antes en los cines, precediendo a la función verdadera. Iba a tener a jóvenes atléticos persiguiendo a viejos gordos y pesados. Iba a ser más bien cómico. Pensando en la historia llegué a la conclusión de que podría ser también una reflexión sobre la vida, y algo más digno que ese film cómico que yo pensaba hacer; entonces salió este libro que creo tiene la ventaja de ser una novela —una verdadera novela, a diferencia de otras novelas mías que son cuentos largos—. Y veo , ahora, con cierto desagrado, que está hecho... Es un libro...

T.B.- ¡Terrible! Pero al mismo tiempo hay una vibración humana muy profunda en ese libro, como contraste de toda esa crueldad manifestada por los personajes jóvenes de la obra. Y ahora pasemos a una pregunta de respuesta ardua —o quizá no tanto—: ¿Dios existe o es un ente de razón surgido de la imaginación del hombre?

Bioy Casares.- Para mí es un ente de razón. Me parece un monosílabo que ha tenido un éxito extraordinario.

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T.B.- Hay quienes consideraron a su obra literaria como fantástica; otros metafísica. No faltan los que sostienen que entra en lo sobrenatural. Están los que aseguran que es surrealista, y también aquellos que no vacilan en afirmar que, en muchas de sus páginas, destellos románticos. ¿De qué carácter la considera usted?

Bioy Casares.- Yo creo que lo que entendemos nosotros por literatura fantástica corresponde a lo que es mi obra, o si no a algo que no me gusta nada, que es la ciencia-ficción. Cuando leo libros de ciencia-ficción generalmente me parecen malos o no me interesan. Y tengo la melancólica convicción de que se me ocurren historias de ciencia-ficción con bastante frecuencia.

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T.B.- Usted ha escrito con Silvina Ocampo la novela "LOS QUE AMAN, ODIAN", y con Jorge Luis Borges más de una obra —con distintos seudónimos, entre ellos el de H. BUSTOS DOMECQ.-¿Cómo fueron esas experiencias?

Bioy Casares.- Fue muy agradable, desde luego, escribir juntos. Con Borges todo empezó así: Mis tíos, Casares, que tenían "La Martona" que era una lechería muy importante de acá, me encargaron —un poco como para estimularme en la literatura, aunque parezca un tanto absurdo— un folleto sobre las virtudes de la leche cuajada y el yogurt. Pagaban $ 16.- la página, que era bastante dinero. Yo sabía que Borges estaba pasando momentos de estrechez económica y le propuse que hiciéramos eso juntos. Nos fuimos a la estancia de los Bioy, que tenían en el partido de Las Flores. La casa estaba casi destruida. Hacía muchos años que habíamos arrendado el campo, y era una casa muy vieja, de 1837. El único cuarto que estaba más o menos bien era el comedor, con una chimenea. Hacía un frío tremendo. Entonces tomábamos cocoa muy espesa, y escribíamos el folleto sobre el yogurt. Aburridos por el tema, pensábamos qué bueno sería escribir, un día, cuentos. Entregados a eso, pasaron años, y un día —en casa de mis padres en la Av. Quintana 174— estaba Borges y le dije: "¡Caramba, por qué no cumplimos el deseo que teníamos entonces y escribimos algún cuento!". Nos pusimos a escribir cuentos y nos pasó... como le puedo decir..., recibimos la lección, porque Borges y yo —cada uno por su lado— estábamos convencidos de que uno escribía lo que quería. Llamábamos eso: literatura deliberada. Y nos pusimos a escribir cuentos, y no escribimos lo que queríamos sino que nos dejamos llevar por las bromas, nos perdíamos el relato, uno le preguntaba al otro: "¿cómo salimos ahora de esta situación, que hacemos con este personaje?". Y pasamos de escribir cuentos relativamente legibles, como los de "SEIS PROBLEMAS PARA DON ISIDRO PARODI", a cuentos casi ilegibles. Después dejamos por un tiempo eso, y —conteniéndonos, con un gran esfuerzo— escribimos "CRONICAS DE BUSTOS DOMECQ", que creo es el libro más logrado de los que hemos escrito entre los dos.

T.B.-¿Y con Silvina?

Bioy Casares.- Con Silvina, nuestra costumbre era quedarnos en Mar del Plata después de la estación de verano. Nos quedábamos hasta mayo, algo así. Hacía mucho frío. Había muchos días de tormenta, entonces nos quedábamos en la casa mucho tiempo, y se nos ocurrió que podíamos escribir esta historia que no sé (si ella o yo) quién la inventó. Fue casi una cosa milagrosa, entre los dos; la escribimos con muchísimo placer, en muy poco tiempo. Y me arrepiento siempre de no haber insistido para hacer de nuevo otros libros con ella.

T.B.- Además de usted, entre los escritores argentinos más relevantes incluyo a Borges, Mallea, Arlt, Cortazar, Macedonio Fernández, Marechal y Juan Filloy. Si no es mucho pedirle ¿podría decir dos palabras sobre cada uno de ellos?

Bioy Casares.- Sobre Cortazar le voy a contar que estando él en Francia y yo en Buenos Aires escribimos un cuento idéntico. Empezaba la acción en el vapor de la Carrera —como se llamaba entonces— que salía de Buenos Aires a las 10 de la noche y llegaba a la mañana siguiente a Montevideo. El protagonista iba al hotel Cervantes, que casi nadie conoce. Y así, paso a paso, todo era similar, lo que nos alegró a los dos. Realmente nos queríamos mucho con Cortazar. Hemos sido muy muy amigos, habiéndonos visto cinco o seis veces en la vida.

T.B.-Con él no era muy difícil hacer buenas migas, por su forma de ser, cuando él encontraba un espíritu sensible y afín.

Bioy Casares.- Sí. No era difícil cuando encontraba un espíritu afín, pero le puedo decir que era bastante bravo; mucho más que yo.

T.B.- Y ahora .. algo sobre Borges.

Bioy Casares.- Con Borges hemos sido tan amigos que me cuesta hablar de él sin que interfiera ese sentimiento, pero puede estar seguro que lo considero un escritor maravilloso. Además, creo que escribió cada vez mejor. Sus poemas de juventud, que tienen tanto éxito, nunca me gustaron y se lo decía a él; y le digo que estaba de acuerdo conmigo.

T.B.- En su último período de escritor su literatura era prácticamente conversacional, de gran fluidez.(Hernán Isnardi —quién nos acompaña en este encuentro— acota que Borges decía que "LA INVENCION DE MOREL" era una novela perfecta, y que fue escrita cuando Bioy Casares tenía sólo 26 años).

Bioy Casares.- Sí, él dijo: "la trama es perfecta, pero el estilo no lo es".

T.B.- Me emociona y admiro esa sinceridad, esa espontaneidad, en usted.

Bioy Casares.- No me cuesta nada, es natural.

T.B.- En un creador de su jerarquía, de su renombre internacional, esa modestia, esa humildad, revela una profunda pureza.

Bioy Casares.- Muchas gracias. Hablando de Borges debo decir que era bastante pícaro también. Cuando yo estaba escribiendo "LA INVENCIÓN DE MOREL", un día, estábamos charlando muy despreocupadamente, y le di el libro para viera el primer capítulo. Vi en la cara de Borges un rictus de disgusto que trató de ocultar, y se puso a leer. Desde ese día, nunca más le di nada para leer, ni él me dio nada suyo.Ahora, de libros que íbamos a escribir, sí, nos contábamos siempre el argumento porque es grato. Que le cuenten a uno una historia es muy lindo. Entonces si se me ocurría algo a mí: "mirá, ¿qué te parece, puedo escribir algo sobre esto?" y se lo contaba a él; y él conmigo hacía lo mismo.

T.B.- Siguiendo el itinerario de los nombres que enuncié, pasemos a Roberto Arlt.

Bioy Casares.- Me gusta mucho. Lo descubrí hace bastante tiempo. Fue un motivo de desacuerdo un poco con Borges, aunque "EL JUGUETE RABIOSO" le gustaba a él mucho. Tengo recuerdos de leerlo en el bosque de Palermo. Me gustó mucho, siempre.

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Frase de Adolfo Bioy Casares.

Contar una larga historia que sea aburrida es una contradicción de propósitos.